6 de febrero de 2007

Ficha: FICUS

Perteneciente a la familia de las moráceas, se conocen alrededor de 600 especies muy distintas entre sí. Algunas de las utilizadas en bonsái son:

- Ficus benjamina: De hoja persistentes, oblongas y de color verde brillante. Tendencia a desarrollar raíces aéreas.

- Ficus retusa, o microcarpa. Muy similar al benjamina. Tendencia a desarrollar raíces aéreas.

- Ficus carica, higuera: Hoja caduca y frutos comestibles. Puede que no sea la especie más apropiada para bonsái por el enorme tamaño de sus hojas, pero su uso en Europa es relativamente común.


Descripción general:

Dentro de la familia de las moráceas, bajo el apelativo de Ficus se agrupan multitud de especies de características muy diferentes entre si originarias de regiones tropicales y subtropicales. Las hay de hoja caduca, o persistente, con frutos comestibles o sin ellos. Algunas claramente poco aptas para su cultivo como bonsái, otras perfectamente aceptables.

Una de las más utilizadas quizá sea el Ficus Retusa. Un árbol con una copa ancha y densa, con tendencia a ramificar desde baja altura y que puede desarrollar unas espectaculares raíces aéreas. La corteza es grisácea y lisa.

Condiciones de cultivo:

Situación: Necesita lugares bien luminosos, aunque la tolerancia de algunas variedades a unos niveles de luz algo más bajos de lo habitual lo han convertido en uno de los bonsáis “de interior” por excelencia (aunque no sea el caso de la higuera). Los ficus soportan bien el calor, pero no los cambios bruscos de temperatura ni los fríos excesivamente rigurosos. En la mayor parte de los casos debe protegerse siempre que la temperatura baje de los 13 grados centígrados.

Riego: Regar abundantemente cada vez que se seque el sustrato durante la estación de crecimiento. Pulverizar en las épocas más calurosas puede ser una buena idea.

Abonado: Constante durante el período de crecimiento. Evitar los periodos más calurosos.

Trasplante: En primavera cada dos o tres años, en función de la madurez de la planta. El sustrato puede ser la mezcla normal, por ejemplo akadama mas volcánica.

Poda: Responde bastante bien a la poda. De las heridas suele manar látex en abundancia por lo que puede ser una buena idea realizarla entes de que el árbol comience su periodo de actividad sellando los cortes a continuación.

Durante todo el periodo de crecimiento es necesario pinzar los nuevos brotes con mayor o menor grado de severidad en función del estado de su formación

Responde bien al defoliado, incluso total en verano, siempre que el ejemplar esté vigoroso y sano.

Propagación: Relativamente sencilla mediante esquejes tomados en verano. También se adapta muy bien a la técnica de acodo aéreo.

Plagas y enfermedades: Vulnerable a nematodos y cochinillas.

Estilos más adecuados: Se adapta bien a la mayoría de los estilos, aunque normalmente se evitan los tamaños más pequeños a causa del tamaño de sus hojas. Es frecuente formar ejemplares con grandes masas de raíces aéreas aprovechando la características particular de estos árboles que provoca que las emitan con una cierta facilidad.


Comentarios:

Si bien es factible alambrarlo, se debe tener un cierto cuidado pues el alambre marca fácilmente la corteza, sobretodo en ramas jóvenes que están desarrollándose con rapidez.

Puede que no sea correcto hablar de bonsáis de interior, pues todos los árboles viven en el exterior, pero puede que el Ficus sea uno de los que mejor “soporta” las condiciones de vida en el interior de una vivienda (por lo menos en Europa). Siempre que tenga suficiente luz y el ambiente no sea demasiado seco. De hecho en ocasiones y dependiendo del clima no queda más remedio que cultivarlo en el interior, ya sea en un invernadero, ya sea en alguna habitación adecuada, pues no tolera demasiado bien las bajas temperaturas.

Autor: Sergio Yagüe

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