YAMADORI (Recolección)
Las plantas de aspecto poco corriente o exótico pueden resultar atractivas para los aficionados, pero lo mejor es desechar tales plantas. Concentre su interés en las plantas que le resulten familiares, en aquellas que crecen en su vecindad. De esta forma cultivara un Bonsai que puede crecer en unas condiciones semejantes a las que ya esta predispuesto y, por lo tanto, así reduce el riesgo de un fracaso.
La mejor estación para la recuperación de árboles o brotes silvestres es la primavera temprana, cuando los nuevos tallos empiezan a brotar. Como en esa época las raíces todavía están aletargadas, puede cavar a su alrededor y cortarlas sin causarle graves daños a la planta. De ser los brotes extremadamente pequeños, puede recogerlos en cualquier época del año con tal que no sea en pleno verano. Los brotes cogidos en otoño requieren un especial cuidado para protegerlos del frío.
Cuando haya descubierto una planta adecuada, quite los arbustos y hierbas que puedan crecer a su alrededor.
Corte las hojas y las ramas superfluas, pues ellas podrían hacer engorroso el transporte de la planta. Para determinar cuales son los elementos innecesarios de la planta, trate de imaginársela ya crecida como un árbol.
Trace un circulo en la tierra alrededor del arbolito. El diámetro del mismo deberá ser, mas o menos, 1/3 de la altura de la planta. Cave en la periferia del circulo y luego avance hacia el árbol.
Durante el cavado, corte la raíz gruesa con una sierra y deje intactas las raíces delgadas.
Desprenda la planta de la tierra cuidando de dejar una buena pella de tierra alrededor de las raíces, especialmente alrededor de aquellas filiformes, pues estas no deben secarse.
Envuelva las raíces con musgo esfagnaceo húmedo o, de no tenerlo, humedezca unas hojas de periódico y envuelva con ellas las raíces. Métalas así envueltas en una bolsa de polietileno y asegúrela con un pedazo de cordel.
Tan pronto cono tenga la planta en su casa, quite la envoltura y desprenda toda la tierra de las raíces.
Corte las raíces gruesas con un cuchillo afilado si no entran fácilmente en la maceta. Corte en bisel hacia abajo.
Cubra el fondo de una caja de madera o el fondo de la maceta (sin esmaltar) con tierra basta y coloque la planta en el centro. La tierra gruesa asegurara un buen drenaje.
Añada la tierra y presiónela firmemente alrededor de las raíces. Finalmente, sujete la base del tronco al borde de la maceta utilizando una cuerda blanca de esparto para que la planta quede bien segura.
Cuando el enmacetado ya esta listo. riegue minuciosamente la planta con una regadera fina. Riegue salpicando un poco, de forma que las gotas alcancen todas las áreas de la planta. Manténgala en un lugar mas bien sombreado durante una semana. Mientras que las hojas protegen la parte alta del tronco de la luz solar directa, la parte inferior recibiría demasiada insolación y calentaría en exceso las raíces.
La periodicidad del regado rutinario puede ser determinada observando el grado de sequedad de la tierra. Cuando esta aparece con una aridez de, aproximadamente, un 70%, es que la planta necesita agua. Eventualmente, usted puede anticiparse a la necesidad de agua que tenga su ejemplar, pero no olvide que esa necesidad esta en función de la humedad de la tierra y, por lo tanto, no se olvide de comprobar su sequedad. También es importante que el follaje de la planta recién cultivada conserve humedad suficiente.
En cuanto aparecen los primeros renuevos, exponga gradualmente la planta a la luz solar para que se vaya acostumbrando a niveles progresivos de sol. Recuerde que el fertilizado es innecesario hasta que la planta este bien arraigada. Si la ha enmacetado en primavera, fertilizarla una vez en otoño será suficiente.
En invierno la planta debe ser protegida del frío. Pero, ya en la primavera y durante el año o los años siguientes, el vegetal necesita suficiente agua y abono para continuar creciendo con vigor.
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